
Subasta

Sala de subastas. Fuente: Javier Redondo.
Explicación de Tonino San Martín sobre la subasta. Fuente y edición: Javier Redondo.
Mientras los marineros continúan descargando las cajas de la embarcación se realiza una subasta libre dentro de la cofradía del puerto pesquero, para que las empresas dedicadas al sector pujen por el producto. Los pescadores sacan una muestra para que todos puedan ver lo que se ha pescado. A partir de este momento comienza la puja.

Caja de muestra de anchoa. Fuente: Javier Redondo.
Una pantalla grande expone la cantidad de cajas que se ha capturado ese día y qué barco es el vendedor. Primero se estipula una tasa inicial, la cual disminuye céntimo a céntimo a medida que transcurre el tiempo, hasta que un comprador pulsa un botón ofreciendo un dinero por un número determinado de cajas. El precio oscila entre 2 y 3 euros por kilo, pero todo depende de los granos de la anchoa. Los granos son las piezas de bocarte que hay en un kilo, es decir, si en un kilogramo hay 50 granos, se pueden sacar 50 piezas de anchoa. Esto significa que, cuanto menos granos tenga el pescado, más barato será.


Compradores en la subasta. Fuente: Javier Redondo.
Pantalla de la subasta. Fuente: Javier Redondo.


Compradores en la subasta. Fuente: Javier Redondo.
Responsables de la subasta. Fuente: Javier Redondo.
Aunque el pescado se haya vendido por unos granos en concreto, a veces pueden surgir problemas, ya que una vez que los pujadores compran la anchoa pueden repesar otra caja para comprobar que posee las mismas características que la muestra. Si dicha caja no es igual a lo que se ha vendido, el adquisidor puede reclamar una rebaja en el precio.
Cuando la venta concluye, la mercancía se lleva a las fábricas.

Camiones que transportan la mercancía a las fábricas. Fuente: Javier Redondo.
Autor: Javier Redondo.
